Una viejita que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero, cuando lo hizo, el alacrán la picó. Por la reacción al dolor, la viejita
lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. La viejita intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán la picó.
Alguien que había observado todo, se acercó a la viejecita y le dijo:
– Perdone, ¡pero usted es terca! ¿No entiende que cada vez que intente sacar ese bicho del agua, la picará?.
La señora respondió:
– La naturaleza del alacrán es picar, pero eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.
Y entonces, ayudándose de una hoja, la viejita sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño: sólo toma precauciones. Algunos persiguen la felicidad; otros la crean. Tenlo presente siempre. Sencillo, ¿no crees?
Cuando la vida te presente una razón para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales reí.