FUENTE: http://www.elsol.com.ar/nota/299992
Camila tiene 10 años, vive en Tunuyán y escribió una tierna carta para pedirle a las autoridades rusas que dejen predicar a sus «hermanos».
Más de 14.000 kilómetros separan a Tunuyán de Moscú. Esa fue la distancia que recorrió una tierna carta de una niña mendocina de 10 años que le pide a las autoridades rusas que dejen predicar a los testigos de Jehová.


