Puntos sobresalientes Romanos 9-12

PUNTOS SOBRESALIENTES  ROMANOS 9 AL 12      (18 – 24 de agosto 2008)    La buena voluntad de mi corazón y mi ruego a Dios por ellos son, en realidad, para su salvación(Rom. 10:1).A pesar de que nuestro mensaje encierra las mejores noticias, muchos rehúsan escucharlo. ¿Cómo pudiera afectarnos esto? Del mismo modo como afectó al apóstol Pablo. El hecho de que la mayoría de los judíos despreciaran el mensaje de salvación que él a menudo les predicó lo apenó profundamente. ¿Qué le ayudó a seguir predicando? No los consideró a todos un caso perdido. Confiaba en que aún habría quienes aceptarían a Cristo. Deseaba de corazón que algunos judíos hallaran la salvación, y le suplicaba a Dios que así fuera. Nosotros copiamos su ejemplo. Deseamos sinceramente encontrar a todos cuantos quieran aceptar las buenas nuevas, y le rogamos sin cesar a Jehová que nos permita ayudarlos a seguir la senda que los conducirá a la salvación (Pro. 11:30; Eze. 33:11; Juan 6:44). w 1/7/05 18-20      Tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto (Rom. 10:2).Algunos estudian la Biblia, pero no desean creer lo que dice. Se niegan a aceptar que Jehová enseñe a su pueblo mediante la clase de su esclavo fiel y discreto, formada por los cristianos ungidos (Mat. 24:45). Nosotros, en cambio, sabemos que Jehová está enseñando a sus siervos y que la comprensión de la verdad divina siempre ha sido progresiva (Pro. 4:18). Por dejar que Jehová nos instruya, él nos bendice con conocimiento acerca de su voluntad y propósito. Estaba predicho que, en vez de aprender de Jehová, habría quienes se burlarían de los siervos de Dios y del mensaje que proclaman acerca de la presencia de Jesús (2 Ped. 3:3-6). Muchos que afirman ser cristianos reconocen enseguida que Jehová es un Dios de misericordia, bondad y perdón, pero pasan por alto o se resisten a aceptar el hecho de que él no exime a nadie de castigo (Éxo. 34:6, 7). Los cristianos verdaderos se esfuerzan sinceramente por entender lo que la Biblia realmente enseña. w 15/8/05 10, 11ª      Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo (Rom. 10:13).Forzar a la gente a cambiar de religión está mal. Por supuesto, los testigos de Jehová no actúan de ese modo. Por lo tanto, no proselitizan en el sentido actual del término, sino que, como los cristianos del siglo l, predican a todo el mundo las buenas nuevas. Quienes responden voluntariamente reciben la invitación de ampliar su conocimiento mediante un curso bíblico. Esas personas interesadas aprenden a tener fe en Dios y sus propósitos, basándola firmemente en un conocimiento exacto de la Biblia (Rom. 10:14, 17). Como consecuencia, invocan el nombre de Dios, Jehová, para alcanzar la salvación. El que se acepte o no las buenas nuevas es una decisión personal. No se obliga a nadie, pues en caso contrario, la conversión no tendría sentido, ya que la única adoración que Dios acepta es la que procede del corazón (Deu. 6:4, 5; 10:12). w l/1/02 15     Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo (Rom. 10:13)El apóstol Pablo plantea una serie de preguntas en secuencia 1ogica: «¿Cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe?  ¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído? ¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique?» (Rom. 10:14). Con referencia a Israel, pasa a señalar que «no todos obedecieron las buenas nuevas». ¿Y por qué no las obedecieron? No por falta de oportunidades, sino por falta de fe. En apoyo de su argumento, Pablo cita Salmo 19:4 y lo aplica a la predicación cristiana, no al testimonio silencioso de la creación. Leemos: «Pues, de hecho, ‘por toda la tierra salió su sonido, y hasta las extremidades de la tierra habitada sus expresiones» (Rom. 10:16, 18). En efecto, tal como la creación inanimada glorifica a Jehová, los cristianos del siglo primero predicaron por doquier las buenas nuevas de salvación, y de ese modo alabaron a Dios en «toda la tierra». w 1/1/04 5, 6    No es que no hayan oído, ¿verdad? Pues, de hecho, ‘por toda la tierra salió su sonido […]’ (Rom. 10:18)Hoy día, millones de personas están diciendo: «Ciertamente bendeciré a Jehová en todo tiempo; constantemente estará su alabanza en mi boca» (Sal. 34:1). Además, la obra no aminora su marcha, pues la cifra de publicadores del Reino sigue creciendo. La cantidad de tiempo dedicado a la predicación es cada vez mayor. Se hacen millones de revisitas y se dirigen estudios bíblicos a cientos de miles de personas. Y la gente sigue manifestando interés. En el 2003 hubo un nuevo máximo de 16.097.622 asistentes a la Conmemoración de la muerte de Jesús. Está claro que aún hay mucho que hacer. Por tanto, demostremos el celo de todos los que desde 1919 han dado lo máximo en el servicio de Jehová. Sigamos, todos nosotros, uniendo nuestras voces al coro del salmista: «Toda cosa que respira… alabe a Jah. ¡Alaben a Jah!» (Sal. 150:6). w 1/1/04 19, 20ª     Glorifico mi ministerio (Rom. 11:13)¿De qué manera glorificó Pablo su ministerio? No le interesaba promocionarse, ni tampoco se avergonzaba de que todos supieran que era uno de los trabajadores de Dios. Más bien, consideraba su ministerio como el mayor honor. Manejaba la Palabra de Dios con habilidad y eficacia. Su fiel actividad motivó a otros, incentivándolos a servir a Jehová de modo más pleno. Al igual que Pablo, nosotros podemos glorificar el trabajo que efectuamos como ministros empleando con frecuencia y eficacia la Palabra de Dios. En todas las facetas del ministerio del campo, nuestro objetivo debe ser transmitir algo de las Escrituras a cuantas personas nos sea posible. ¿Cómo podemos ser persuasivos al hacerlo? Veamos tres importantes maneras: 1) dirigir la atención a la Palabra de Dios de un modo que infunda respeto por ella; 2) explicar con tacto lo que la Biblia dice y mostrar su aplicación práctica, y 3) razonar con las Escrituras de forma convincente. w 15/11/03 6, 7    Cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios (Rom. 12:2)Si la esperanza de la resurrección es segura para nosotros, moldeará nuestra actitud ante la vida (Rom. 14:7, 8). Muchas personas llevan vidas vertiginosas en su afán de satisfacer todo deseo, toda ambición, todo impulso. Como consideran corta la vida, se las ve desesperadas en su búsqueda de placeres, y si tienen alguna forma de religión, ciertamente no armoniza con «la perfecta voluntad de Dios». Cierto, la vida es corta. «Tiene que pasar rápidamente, y volamos.» (Sal. 90:10.) Los seres humanos somos como la hierba verde, como una sombra que pasa, como una exhalación: hoy estamos aquí y mañana no (Sal. 103:15; 144:3, 4). Pero Dios no se propuso que pasáramos unas décadas creciendo y adquiriendo conocimiento y sabiduría para entonces vivir el resto de nuestros días deteriorándonos y enfermándonos, camino de la muerte. w07 15/5 2:16, 17   Cesen de amoldarse a este sistema de cosas (Rom. 12:2,).Jehová nos suministra la fortaleza que precisamos para combatir la presión que este mundo ejerce para que imitemos sus caminos (Heb. 13:6). Cuando la presión exterior amenaza con arruinar nuestro sentido de la identidad cristiana, conviene recordar que nuestra lealtad a Jehová es mucho más importante que la opinión pública o las tendencias populares. Las palabras de Éxodo 23:2 nos sirven de pauta: «No debes seguir tras la muchedumbre para fines malos». En la ocasión en que la mayoría de los israelitas dudaron de la capacidad de Jehová para cumplir sus promesas, Caleb se negó rotundamente a apoyarlos. Estaba convencido de que las promesas de Dios eran fidedignas, postura que le reportó abundantes bendiciones (Núm. 13:30; Jos. 14: 6-11). ¿Estamos también dispuestos a resistir la presión de la mayoría y proteger nuestra relación con Dios? w 15/2/05 11,12ª Nosotros, aunque muchos, somos un solo cuerpo en unión con Cristo, pero miembros que  otros (Rom. 12:5).Todos los siervos de Jehová forman parte de su familia cristiana unida, por lo que estamos “obligados a amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11). ¿Cómo cumplimos con esta obligación? Según 1 Pedro 3:8, “compartiendo sentimientos como compañeros, teniendo cariño fraternal, [y] siendo tiernamente compasivos” con los que están relacionados con nosotros en la fe. Todos debemos mostrar consideración especial a aquellos que soportan una espina en la carne particularmente dolorosa, sean jóvenes o mayores (2 Cor. 12:7). ¿De qué manera? Hemos de procurar tener muy presentes sus sufrimientos. Estar al tanto de las pruebas por las que pasan debería motivarnos a ser cuidadosos con lo que decimos y cómo lo decimos, y con nuestra manera de actuar. Si somos positivos y les damos ánimos, contribuiremos a aliviar un poco su intensa aflicción. De ese modo, quizá resultemos ser un socorro fortalecedor para ellos (Col. 4:11). w 15/2/02 10, 11ª Sea su amor sin hipocresía. […]En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros(Rom. 12:9, 10).En las Escrituras, el tierno cariño, la empatia y la compasión guardan íntima relación con la cualidad cristiana más noble: el amor (1 Tes. 2:8; 2 Ped. 1:7). Como las facetas de un hermoso diamante, todas estas cualidades piadosas se equilibran y complementan para estrechar los lazos que unen a los cristianos, no solo entre sí, sino también con su Padre celestial. La palabra griega que Pablo empleó en el texto de hoy para «tierno cariño» se compone de dos partes. La primera denota amistad, y la segunda, cariño natural. Como explica cierto biblista, el término indica que los cristianos «deben distinguirse por la devoción propia de una familia caracterizada por el amor, la unidad y el apoyo mutuo». ¿Es eso lo que usted siente por sus hermanos en la fe? En la congregación cristiana debe respirarse un ambiente cordial, como de familia (Gál. 6:10). w 1/10/04 3, 4ª    Aborrezcan lo que es inicuo; adhiéranse a lo que es bueno (Rom. 12:9)«Aborrezcan» y «adhiéranse» son palabras enérgicas. El término original para «aborrezcan» puede verterse también «odien fuertemente». No solo debemos detestar las consecuencias del mal, sino el mal en sí mismo (Sal. 97:10). Por su parte, la palabra «adhiéranse» traduce una forma verbal griega que, literalmente, significa «péguense (a algo)». El cristiano que tiene amor genuino se «pega» a la bondad, adhiriéndose a esta cualidad con tanta firmeza que llega a ser un componente inseparable de su personalidad. En el resto del capitulo 12, Pablo alude varias veces a una forma particular de mostrar amor: «Sigan bendiciendo a los que los persiguen; estén bendiciendo, y no maldiciendo». «No devuelvan mal por mal a nadie.» «No se venguen, amados.» «No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien.» (Rom. 12:14, 17- 19, 21.) Sus palabras dejan muy claro cómo debemos tratar a los no creyentes, incluso si se oponen a nosotros. w07 1/7 1:8, 9   Sea su amor sin hipocresía (Rom. 12:9)No es difícil amar al prójimo si lo tomamos como colectividad. Sin embargo, las cosas cambian cuando se trata de amar a una persona en particular. En el caso de algunos, el amor al prójimo se limita a los donativos que hacen a una determinada entidad de beneficencia. Claro, es mucho más fácil afirmar que amamos al prójimo que amar de verdad a un compañero de trabajo que nos trata con frialdad, a un vecino desagradable o a un amigo que nos ha fallado. En este aspecto de amar a un individuo en especifico podemos aprender mucho de Jesús, quien reflejó a la perfección las cualidades de Dios. Aunque vino a la Tierra para quitar el pecado del mundo, demostró amor a seres humanos concretos: a una enferma, un leproso, una niña… (Mat. 9:20-22; Mar. 1:40-42; 7:26, 29, 30; Juan 1:29). De igual modo, nuestro amor al prójimo se revela en el trato que damos a las personas con quienes nos relacionamos día a día. Y nunca olvidemos que el amor al prójimo está ligado al amor a Dios. w06 1/12 2:13, 16-18    En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros(Rom. 12:10).En el siglo primero, el apóstol Pablo expresó profundo cariño a las personas a quienes sirvió con abnegación. Aunque era un hombre de firmes convicciones, también se mostraba considerado y tierno, «como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos». A la congregación de Tesalónica le dirigió estas palabras: «Teniéndoles tierno cariño, nos fue de mucho agrado impartirles, no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados» (1 Tes. 2: 7, 8). Cuando más adelante les dijo a sus hermanos efesios que ya no lo volverían a ver, «prorrumpió gran llanto entre todos ellos, y se echaron sobre el cuello de Pablo y lo besaron tiernamente» (Hech. 20:25, 37). Es patente que la relación entre Pablo y sus hermanos iba mucho más allá del hecho de compartir las mismas creencias. Se tenían tierno cariño. w 1/10/04 2ª    Perseveren en la oración (Rom. 12:12)Las oraciones persistentes contrarrestan las influencias que podrían debilitar nuestra fe. Claro está, eso no significa que una simple repetición de oraciones poco sinceras sea el remedio contra la pérdida de fe (Mat. 6:7, 8). Nuestras oraciones deben reflejar que somos conscientes de que dependemos de Dios para todo, pues así nos acercarán a él y fortalecerán nuestra fe. Y como la fe es imprescindible para la salvación, Jesús animó a sus discípulos a «orar siempre y no desistir» (Luc. 18:1; 2 Tes. 3:13). Es cierto que la llegada del «gran día de Jehová» no depende de nuestras oraciones, ya que vendrá tanto si oramos como si no (Sof. 1:14). Pero el que se nos haga justicia y sobrevivamos a la guerra de Dios dependerá de nuestra fe y de la importancia que tengan las oraciones en todo aspecto de nuestra vida. Hoy día, millones de siervos fieles de Jehová demuestran por sus oraciones, paciencia y perseverancia que si tienen fe. w06 15/12 3:17-19