Sepa cómo argumentan los Testigos de Jehová por qué la sangre tiene valor para la vida eterna

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Mar, 01/07/2020 – 12:03

Mabel Azcui

Existe plena coincidencia en que la sangre es vida. Pero las discrepancias respecto al valor de uso de este fluido maravilloso, como califican los científicos, son muchas y antagónicas: varían desde su consideración como algo sagrado hasta su comercialización como cualquier otra mercancía.
Los testigos de Jehová se niegan a recibir sangre por principios de vida basados en la Biblia y, reforzados por su lealtad individual al Creador; el respeto al sacrificio de Jesucristo y, porque de su obediencia depende la salvación eterna.
Por ello, ningún otro grupo religioso ha ocasionado, en casi todo el mundo, ásperas y agrias polémicas por su creencia fundamental de abstenerse de sangre, al punto de llegar a los tribunales de justicia para dirimir tratamientos médicos, que incluían transfusiones, rechazados enfáticamente por los pacientes y exigidos imperativamente por centros médicos.


mpero, ningún otro grupo religioso ha contribuido decididamente a las investigaciones científicas destinadas a buscar otras opciones que no sean la administración de sangre y, al cabo del tiempo, varios miles de cirujanos en el mundo no solamente han reconocido que el mejor uso de la sangre es “la transfusión cero”, sino que consideran un reto a su alta calificación profesional y a su destreza  quirúrgica el hecho de poder prescindir de sangre, además de evitar secuelas posteriores ante la inseguridad del fluido y, reducir la estancia del paciente en los hospitales.

La polémica en casa
Las nuevas tendencias científicas no han terminado de cuajar en el medio local, donde existe la convicción de que urge la administración de sangre cuando el nivel ronda los 10 gramos por decilitro de hemoglobina (g/dl).
De un lado, se encuentra el deber del médico y del personal paramédico de apelar a cuanta técnica o tratamiento esté a su alcance para salvar una vida en conformidad con su juramento profesional y su conciencia, en el contexto de los claros límites que imponen los derechos de los pacientes.
De otro, la negativa a ultranza de un testigo de Jehová -que por su conciencia religiosa rechaza recibir sangre- ocasiona la frustración del personal médico y le obliga a buscar otras opciones de tratamiento.
La comunidad científica de Cochabamba está comprobando, empero, que pacientes con bajísimos niveles de hemoglobina pueden vivir con tratamientos alternativos a la administración de sangre y, ello naturalmente, está impulsando un estudio más detenido sobre las opciones que pueden darse con nuevas técnicas de ahorro de sangre y terapias no tradicionales.

No acepto sangre
En meses pasados, un paciente testigo de Jehová llegó a un centro médico debido a que se sentía con desgano y cansancio. Los análisis de sangre reflejaron una anomalía: el persistente descenso del nivel de hemoglobina, ante lo cual le enviaron a un especialista hematólogo.
La esposa del paciente relata que sucesivos exámenes reflejaron bajas en el nivel de hemoglobina por lo que la hematóloga, doctora Roxana Blanco, dispuso su inmediata internación para la administración de suero y oxígeno.
Como testigos de Jehová no aceptamos sangre. Mi esposo explicó a los médicos y a sus colaboradores que respetamos el mandato bíblico de abstenernos de sangre y lo que pedimos es un tratamiento alternativo que ayude a mejorar la salud, pero obedeciendo siempre a Dios.
Los médicos, el cardiólogo, el neumólogo, entre otros, nos insistían en administrarle sangre. Decían: con dos paquetitos se lo saca a flote. Ante la negativa de mi esposo la advertencia era qué si no recibía sangre, se iba a morir. Él les respondía que estaba consciente del riesgo de morir, pero solo les estaba pidiendo otra opción respetando el mandato de Dios de abstenerse de sangre.
“El paciente llegó a mi consulta con 2,4 g/dl de hemoglobina. Me explicó que, como testigo de Jehová, rechaza las transfusiones de sangre. Fuimos en varias oportunidades, con otras personas más, a tratar de persuadirlo para que, al menos, reciba una unidad de sangre. Siempre nos rechazaba”, recuerda la hematóloga Blanco.
“Desde el punto de vista médico, respetamos su posición. Lamentablemente, tuvimos que hacerle firmar varios documentos en los que él asumía responsabilidad ante el riesgo de muerte, o riesgo de infarto agudo de miocardio o, accidente cerebro vascular isquémico. El paciente firmó todo y se fue a su casa con un nivel de 1,8 de hemoglobina. Él sabía las condiciones en las que se estaba yendo y las aceptó”, relata la especialista.
Aunque los testigos de Jehová tenemos una directriz médica anticipada, también nos hicieron firmar a mi hija y a mí varios documentos para deslindar responsabilidad del personal médico ante la negativa a la sangre, complementa la esposa. En realidad, añade, sabemos que puede morir, pero sabemos también que, por su lealtad, Jehová Dios nos lo devolverá sanito en la resurrección.

Seguía vivo
La doctora Blanco citó de rutina al paciente en cuatro semanas, a fin de conocer la respuesta al tratamiento que le había recetado.
“Me sorprendí mucho cuando lo vi entrar. Yo ya lo había dado por muerto, pues su hemoglobina era en extremo baja cuando se fue. Pero llegó con un nivel 3. En ese momento me dije que podía ayudar con terapia alternativa pues la capacidad cardiopulmonar del paciente es distinta a la de otras personas”.
La hematóloga comenzó un tratamiento con técnicas de ahorro de sangre, administración de eritropoyetina y ácido fólico. Explica que su paciente tiene “el síndrome mielodisplásico, es decir, una patología que no es anemia ni es leucemia, está en el término medio. Es una enfermedad oncohematológica”.
El paciente está respondiendo al tratamiento y el nivel de hemoglobina sube lentamente.
La doctora Blanco ha presentado a su paciente ante la comunidad científica de Cochabamba tanto por que sobrevive con bajos niveles de hemoglobina cuanto por su firme rechazo a recibir sangre. Así lo ha hecho en las jornadas sobre transfusión de sangre que se celebraron en un centro médico local.
Aunque llegó en silla de ruedas y con oxígeno, el paciente se puso de pie para agradecer los esfuerzos médicos que le mantienen con vida, pero también destacó la posición comprensiva de los profesionales que le ayudaron a mantenerse leal a sus principios bíblicos de respetar la sangre y todo cuanto ello representa para su dignidad religiosa. 
Les he puesto en correteos, los he visto muy preocupados por mi salud, pero hicieron lo que les pedí: que me ayuden también a mantenerme leal y obedecer de todo corazón al Creador y Dios Jehová. Y eso es lo que todos los testigos de Jehová suplicamos a los médicos: que nos den tratamientos alternativos al uso de sangre. Solamente eso, expresó en la ocasión.
La doctora Blanco considera que, en función del estado de cada paciente, es posible realizar tratamientos alternativos sin la administración de sangre, lo que permitirá que la comunidad científica boliviana adopte para si el sinnúmero de técnicas que se aplican en los más importantes centros médicos del mundo.
La hematóloga ha informado que varios médicos en nuestro medio y no solamente profesionales testigos de Jehová están aplicando métodos quirúrgicos sin recurrir a la administración de sangre.

AUXILIO PARA MÉDICOS Y PACIENTES
Los testigos de Jehová cuentan con un “Comité de Enlace” que socorre con información científica a la plantilla médica y da respaldo espiritual al paciente. El portavoz de los testigos de Jehová, Huber Monje, explicó aspectos relac

P.- La negativa al uso de sangre genera polémica en todo el mundo. ¿Porqué?
R.- Los testigos de Jehová son el único grupo religioso que se niega a recibir una transfusión por sus creencias basadas en la Biblia y, ello, los pone en el centro de la controversia cuando se discrepa de criterios médicos que creen que debiera administrarse sangre para salvar la vida del paciente.

P.- ¿Es la organización de los testigos de Jehová la que prohíbe a sus miembros abstenerse de transfusiones, aunque su vida esté en grave riesgo?
R.- Todo testigo de Jehová toma una decisión personal que se basa en su conciencia entrenada por la Biblia. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamente se nos manda a abstenernos de sangre. (Génesis 9:4; Levítico17:10; Deuteronomio12:23; Hechos15:28,29). Para Dios la sangre representa la vida (Levítico 17:14). Así que los testigos obedecemos el mandato de abstenernos de sangre por respeto a Dios, quien nos dio la vida.

P. Si a un testigo de Jehová se le obliga a recibir sangre contra su voluntad: ¿está condenado ante Dios?
R.- Nadie a quien se le han violado los derechos de paciente a elegir un tratamiento médico alternativo, es culpable del hecho.

P.- ¿Cómo ha afectado a la medicina la negativa a recibir sangre de los testigos de Jehová?
R.-Hubo un tiempo en que los profesionales de la salud pensaban que la medicina sin sangre, es decir el conjunto de estrategias para evitar las transfusiones, era muy arriesgada y, calificaban de suicidas a los pacientes que la pedían. Pero esa opinión ha cambiado. Por ejemplo, en 2010 en el libro Medicina Transfusional señaló que con las técnicas ideadas para tratar a los testigos de Jehová “conseguiremos que la cirugía sin sangre sea algo tan cotidiano como la cirugía ambulatoria”.

P.- Y la experiencia en Bolivia
R.- En su mayoría los médicos en Bolivia son muy competentes y tienen un profesionalismo extraordinario. Hemos tenido experiencias de operaciones a corazón abierto, operaciones de cadera o situaciones extremas de accidentes, en los que los resultados han sido positivos sin el uso de sangre.


LA VIDA ESTA EN LA SANGRE
La sangre es el fluido más importante del organismo: transporta oxígeno y otros nutrientes a todos los órganos vitales a través de arterias, venas y vasos capilares. Es el sustento que mantiene activos y vivos a todos los órganos del cuerpo.  La producción de sangre tiene lugar en la médula ósea, con apoyo del hígado, los riñones y glándulas endocrinas.
Como la huella digital, la sangre es única en cada ser humano. Existen tipos o grupos y subgrupos genéricos que han permitido su administración en los seres humanos, después de una larga serie de dramáticos experimentos en el afán de salvar vidas a lo largo de los siglos.
Además de los glóbulos blancos (que combaten infecciones e invasores) y las plaquetas (que cierran heridas para evitar pérdidas), los glóbulos rojos oxigenan cada célula del cuerpo y retira el dióxido de carbono.
Se ha establecido que un glóbulo rojo recorre el cuerpo 1440 veces al día y, al cabo de 120 días se elimina tras reciclar en el hígado su contenido de hierro. También se señala que cada segundo se destruye unos tres millones de glóbulos rojos, mientras, en ese mismo tiempo, la médula ósea produce otros tres millones.
La sangre es impulsada a lo largo del sistema vascular por una pequeña y milagrosa bomba conocida como corazón. Procesa, según los estudios, unos cinco litros de sangre por minuto durante toda la vida del individuo.


VATICANO II: DECLARACIÓN SOBRE LIBERTAD RELIGIOSA
 Uno de los documentos sobresalientes del Concilio Vaticano II fue la Declaración sobre Libertad Religiosa que proclamó el derecho de toda persona a disfrutar de su libertad religiosa, es decir, a no verse coaccionada en asuntos religiosos para actuar en oposición a sus creencias, como derecho arraigado en la dignidad inherente a toda persona.
En una carta pastoral posterior se amplía el derecho a la libertad religiosa, basado en el respeto a la dignidad humana, al derecho a la atención sanitaria en instituciones católicas de acuerdo a sus convicciones religiosas.
Tal declaración indica que “el bienestar global del paciente, que incluye su bienestar espiritual más elevado y su bienestar físico, es la preocupación principal de todos aquellos a los que se confía la administración de una institución sanitaria católica”. Dentro de las Regulaciones Generales se señala la necesidad de tener el consentimiento del paciente o sus custodios para aplicar “los procedimientos alistados como permisibles”. El segundo punto afirma que “no se puede obligar a ninguna persona a formar parte de un procedimiento médico o quirúrgico que en conciencia considere inmoral”.
El documento, citado por el teólogo Richard J. Devine, considera que el hospital o los médicos que profesan el catolicismo han de hacer todo lo posible por conservar la vida y la salud del paciente, asegurándose que la atención médica no viole la conciencia del paciente, en este caso testigo de Jehová. Se recomienda evitar cualquier forma de coacción, “desde persuadir con tretas hasta obtener una orden judicial para transfundir sangre”.

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