Moscú, 27 de febrero, RIA Novosti.
La organización religiosa Testigos de Jehová inició el pasado viernes una campaña a gran escala para denunciar que sus adeptos son objeto de persecuciones en Rusia.
Un portavoz de los Testigos precisó que se van a distribuir a lo largo del país, en la red del transporte subterráneo y otros lugares concurridos, «casi 12 millones de folletos titulados: La historia se repite: Una pregunta para los rusos«. Agregó que en la acción participan unas 150.000 personas.
El motivo de la protesta es una resolución de la Corte Suprema de Rusia que convalida el veredicto de un tribunal de primera instancia que prohibió en septiembre pasado las actividades de los Testigos de Jehová en la ciudad de Taganrog, en el sur del país. El juzgado calificó de «extremistas» más de 30 textos religiosos que fueron confiscados en la organización local de los Testigos.
Alexander Dvorkin, experto en estudios de religiones y sectas, considera «correcta y justa» la decisión de la Corte Suprema. Los Testigos de Jehová, a su juicio, no sufren acoso alguno, practican «un proselitismo agresivo» e insultan a menudo a los adeptos de las confesiones tradicionales, lo cual «no puede calificarse de otra manera sino instigación de la discordia religiosa».
En el mundo hay unos siete millones de Testigos de Jehová, según los datos de la propia organización que unos investigadores definen como «protestante» y otros, como «secta totalitaria».
Es conocida por su activa predicación, rechazo de armas y transfusiones de sangre, así como escaso contacto con otras religiones. Está prohibida en Arabia Saudí, China, Corea del Norte, Irán, Iraq y varios países más.
Tiene 408 filiales en territorio ruso pero está proscrita en algunas ciudades, por decisión de tribunales locales, y procura recurrir tal prohibición en la Corte Suprema de Rusia y en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.