w09 15/2 págs. 3-5 Puntos sobresalientes del libro de Revelación (parte 2)
Qué les espera a quienes sirven a Jehová y a quienes no lo hacen? ¿Qué les espera a Satanás y a sus demonios? ¿Qué bendiciones recibirán los seres humanos obedientes durante el Reinado de Mil Años de Cristo? La respuesta a estas y otras preguntas de capital importancia se encuentra en Revelación 13:1-22:21.* Estos capítulos contienen las últimas nueve de las dieciséis visiones que recibió el apóstol Juan a finales del siglo primero.
Juan escribe: «Feliz es el que lee en voz alta, y los que oyen, las palabras de esta profecía, y que observan las cosas que se han escrito en ella« (Rev. 1:3; 22:7). Si leemos el libro de Revelación y ponemos en práctica lo que aprendemos, serviremos a Dios con más entusiasmo, fortaleceremos nuestra fe en él yen su Hijo, Jesucristo, y tendremos una brillante esperanza para el futuro (Heb. 4:12).#
SE DERRAMAN LOS SIETE TAZONES DE LA CÓLERA DE DIOS (Rey. 13:1-16:21)
Revelación 11:18 declara: «Las naciones se airaron, y vino tu propia ira [la de Dios], y el tiempo señalado para […] causar la ruina de los que están arruinando la tierra». ¿A qué se debe la ira de Dios? Se debe a las actividades de la «bestia salvaje […] con diez cuernos y siete cabezas» que se describe en la octava visión (Rev. 13:1).
En la novena visión, Juan ve al «Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil» que han sido «comprados de entre la humanidad» (Rev. 14:1, 4). Y a continuación se dan anuncios angélicos. En la décima visión, Juan contempla a «siete ángeles con siete plagas». Todo indica que es Jehová mismo quien ordena a estos ángeles que derramen «los siete tazones de la cólera de Dios« sobre varios elementos del mundo de Satanás. Los tazones contienen declaraciones y advertencias sobre los juicios de Dios (Rev. 15:1; 16:1). Estas dos visiones nos dan detalles de otros juicios del Reino relacionados con el tercero de los «ayes», o lamentos, y con el toque de la séptima trompeta (Rev. 11:14, 15).
Respuestas a preguntas bíblicas:
13:8. ¿Qué es «el rollo de la vida del Cordero«? Es un rollo simbólico en el que están escritos los nombres de quienes gobernarán con Jesús en su Reino celestial. Esta lista incluye los nombres de los cristianos ungidos que tienen la esperanza de ir al cielo pero que aún viven en la Tierra.
13:11-13. ¿Qué significa que la bestia salvaje de dos cuernos hable como un dragón y haga bajar fuego del cielo? El hecho de que la bestia salvaje de dos cuernos -la potencia mundial angloamericana- hable como un dragón significa que recurre a amenazas, presiones y actos violentos para obligar a la gente a aceptar su manera de gobernar. ¿En qué sentido hace bajar fuego del cielo? En que, asumiendo la función de un profeta, proclama que ha vencido a las fuerzas del mal en las dos guerras mundiales del siglo xx y que le ha ganado la batalla al comunismo.
16:17. ¿Qué es «el aire» sobre el que se derrama el séptimo tazón? «El aire» representa la manera de pensar satánica, «el espíritu [o actitud] que ahora opera en los hijos de la desobediencia«. El entero mundo de Satanás respira este aire envenenado (Efe. 2:2).
Lecciones para nosotros:
13:1-4, 18. «Una bestia salvaje» que simboliza los gobiernos humanos sale «del mar». El mar simboliza, a su vez, las masas agitadas de la humanidad (Isa. 17:12, 13; Dan. 7: 2-8, 17). Esta terrible criatura, que fue creada por Satanás y recibe su poder de él, lleva el número 666, el cual representa la imperfección extrema. Puesto que nosotros conocemos la identidad de esta bestia, no la seguimos con admiración ni la adoramos, como hace la humanidad en general (Juan 12:31; 15:19).
13:16, 17. Aunque nos resulte más difícil realizar actividades cotidianas tales como «comprar o vender», no debemos ceder a la presión y dejar que la bestia salvaje controle nuestra vida. Aceptar la marca de la bestia salvaje en la mano o en la frente equivaldría a permitir que dicha bestia controlara nuestra conducta o influyera en nuestra forma de pensar.
14:6, 7. La proclamación del ángel nos muestra lo urgente que es dar a conocer las buenas nuevas del Reino de Dios ya establecido. Debemos ayudar a nuestros estudiantes a cultivar un sano temor a Jehová y el deseo de glorificar su nombre.
14:14-20. Cuando se termine de recoger «la mies [o cosecha] de la tierra», es decir, a quienes serán salvados, el ángel arrojará «la vid de la tierra» en «el gran lagar de la cólera de Dios». Allí será destruida para siempre. La vid representa el corrupto sistema político de Satanás, y los «racimos» de la vid representan su mal fruto. Nunca dejemos que la vid de la tierra influya en nosotros.
16:13-16. Las «expresiones inspiradas inmundas» no son otra cosa que propaganda demoníaca. Su propósito es que los reyes de la Tierra no respondan favorablemente al derramamiento de los siete tazones de la cólera de Dios, sino que se dejen manipular y se enfrenten a Jehová (Mat. 24:42, 44).
16:21. Justo antes de que este mundo llegue a su fin, es probable que la proclamación del mensaje de juicio contra el malvado mundo de Satanás incluya extraordinarias expresiones de condena, que al parecer están representadas por piedras de granizo. Con todo, la mayor parte de la humanidad seguirá blasfemando contra Dios.
YA REINA EL REY VICTORIOSO (Rev. 17:1-22:21)
«Babilonia la Grande», el imperio mundial de la religión falsa, es uno de los repugnantes elementos del mundo de Satanás. En la undécima visión aparece representada por una «gran ramera», o prostituta, «sentada sobre una bestia salvaje de color escarlata». Serán precisamente «los diez cuernos» de esa bestia los que la destruyan por completo (Rev. 17:1, 3, 5, 16). En la siguiente visión se compara esta prostituta a una «gran ciudad», se anuncia su caída y se hace un llamamiento urgente al pueblo de Dios: «Sálganse de ella«. Muchísimas personas lloran la caída de la gran ciudad, pero en el cielo hay gran regocijo debido a «las bodas del Cordero» (Rev. 18:4, 9, 10, 15-19; 19:7). En la decimotercera visión, el jinete del «caballo blanco« guerrea contra las naciones y acaba con el malvado mundo de Satanás (Rev. 19:11-16).
¿Qué sucederá con «la serpiente original, que es el Diablo y Satanás«? ¿Cuándo será «arrojado al lago de fuego«? Este es uno de los temas que se tratan en la decimocuarta visión (Rev. 20:2, 10). Las últimas dos visiones nos permiten entrever cómo será la vida durante el Milenio. Ya al final de la «revelación«, Juan ve un río de agua de vida que fluye por en medio de un camino ancho y escucha la invitación que se hace a «cualquiera que tenga sed» (Rev. 1:1; 22:1, 2, 17).
Respuestas a preguntas bíblicas:
17:16; 18:9, 10. ¿Por qué lamentan «los reyes de la tierra» la destrucción de Babilonia la Grande si ellos mismos la destruyeron? Su lamento se debe a puro egoísmo. Parece que después de destruir a Babilonia la Grande, se dan cuenta de lo útil que les había sido. Ella les había ayudado a cubrir su despotismo con un manto de piedad, a reclutar jóvenes para sus guerras y a mantener a la gente subyugada.
19:12. ¿Qué significa que nadie conozca el nombre de Jesús, aparte de él mismo? Al parecer, este nombre (que no se especifica) se refiere a la posición de Jesús y a los privilegios de que disfruta durante el día del Señor, como los que se mencionan en Isaías 9:6. El hecho de que nadie más conozca ese nombre significa que sus privilegios son únicos y que nadie más entiende lo que implica ocupar un cargo tan elevado como el suyo. Sin embargo, Jesús comparte algunos de esos privilegios con los miembros de la clase de su novia y escribe «ese nuevo nombre» suyo sobre ellos (Rev. 3:12).
19:14. ¿Quiénes cabalgan con Jesús en Armagedón? Los ejércitos de los cielos que acompañan a Jesús a pelear la guerra de Dios están formados por ángeles y por los ungidos que han vencido y han recibido su recompensa celestial (Mat. 25:31, 32; Rev. 2:26, 27).
20:11-15. ¿De quiénes son los nombres escritos en «el rollo [o «el libro»] de la vida»? Son los nombres de todas las personas que tienen la perspectiva de recibir vida eterna: los cristianos ungidos, los miembros de la gran muchedumbre y los fieles siervos de Dios que vuelvan a la vida cuando ocurra la «resurrección de los] justos« (Hech. 24:15; Rev. 2:10; 7:9). ¿Y qué hay de las personas que vuelvan a la vida durante la «resurrección [de los] injustos»? Sus nombres solo se escribirán en «el rollo de la vida« si obedecen «las cosas escritas en los rollos» de instrucciones que se abrirán durante el Milenio. Sin embargo, ninguno de esos nombres se escribe de manera permanente desde el principio. Los de los ungidos quedan registrados definitivamente una vez que mueren fieles (Rev. 3:5). Y los de las personas que vivirán en la Tierra, una vez que hayan pasado la prueba final que tendrá lugar al acabar el Milenio (Rev. 20:7, 8).
Lecciones para nosotros:
17:3, 5, 7, 16. «La sabiduría de arriba« nos permite entender «el misterio de la mujer y de la bestia salvaje [de color escarlata] que la lleva» (Sant. 3:17). Esta bestia salvaje simbólica comenzó siendo la Sociedad de Naciones y después revivió como la Organización de las Naciones Unidas. En vista de que a nosotros se nos ha revelado este antiguo misterio, ¿no deberíamos predicar con entusiasmo las buenas nuevas del Reino de Dios y proclamar el día de juicio de Jehová?
21:1-6. Podemos tener plena certeza de que las maravillosas promesas relacionadas con el Reino se harán realidad. ¿Por qué? Porque la Biblia habla de ellas como si ya se hubieran cumplido. En Revelación leemos: «¡Han acontecido!«.
22:1, 17. El «río de agua de vida» representa los medios que Jehová utiliza para eliminar los efectos del pecado y la muerte. Aun ahora hay agua disponible para las personas obedientes. Dios nos invita a beber «gratis el agua de la vida». Aceptemos su invitación con gratitud y llevémosla con entusiasmo a nuestros semejantes.
[Nota a pie de la página párrafos 1 y 2]
* Para un análisis de Revelación 1:1-12:17, véase «Puntos sobresalientes del libro de Revelación (parte 1)» en La Atalaya del 15 de enero de 2009.
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RESUMEN DEL LIBRO DE REVELACIÓN CAPÍTULOS. 15-22
si págs. 267-268 párrs. 22-27 Libro bíblico número 66: Revelación
22 Los ángeles con las últimas siete plagas (15:1–16:21). La décima visión comienza con otro vislumbre del tribunal celestial. Los que han obtenido la victoria sobre la bestia salvaje glorifican a Jehová, el “Rey de la eternidad”, por sus grandes y maravillosas obras. Siete ángeles salen del santuario celestial y reciben siete tazones de oro llenos de la cólera de Dios. Los primeros seis son derramados sobre la tierra, el mar, los ríos y las fuentes de aguas, así como sobre el sol, el trono de la bestia salvaje y el río Éufrates, con lo cual se seca su agua para dar paso a “los reyes procedentes del nacimiento del sol”. Expresiones demoníacas reúnen a ‘los reyes de toda la tierra habitada para la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso’ en Har–Magedón. El séptimo tazón es derramado sobre el aire, y en medio de aterradores fenómenos naturales la gran ciudad se divide en tres partes, las ciudades de las naciones caen, y Babilonia recibe ‘la copa del vino de la cólera de la ira de Dios’ (15:3; 16:12, 14, 19).
23 El juicio de Dios sobre Babilonia; las bodas del Cordero (17:1–19:10). Empieza la undécima visión. ¡Mire! Es el juicio de Dios sobre “Babilonia la Grande, la madre de las rameras”, “con quien los reyes de la tierra cometieron fornicación”. Borracha con la sangre de los santos, ella cabalga sobre una bestia salvaje de color escarlata que tiene siete cabezas y diez cuernos. Esta bestia “era, pero no es, y, no obstante, está para ascender del abismo”. Sus diez cuernos combaten contra el Cordero, pero él los vence porque es “Señor de señores y Rey de reyes”. Los diez cuernos se vuelven contra la ramera y la devoran, y con el comienzo de la duodécima visión otro ángel, cuya gloria alumbra la tierra, proclama: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído!”. Al pueblo de Dios se le ordena que salga de ella, para que no reciba parte de sus plagas. Los reyes y otros poderosos de la tierra lloran por ella y dicen: “¡Qué lástima, qué lástima, tú, la gran ciudad, Babilonia la fuerte ciudad, porque en una sola hora ha llegado tu juicio!”. Sus grandes riquezas han quedado devastadas. Como se arroja una gran piedra de molino al mar, así con lanzamiento veloz Babilonia ha sido arrojada abajo, para nunca más volver a ser hallada. ¡Por fin ha sido vengada la sangre de los santos de Dios! Cuatro veces el cielo resuena con el llamado: “¡Alaben a Jah!”. ¡Alaben a Jah porque ha ejecutado juicio sobre la gran ramera! ¡Alaben a Jah porque Jehová ha empezado a reinar! ¡Regocíjense y llénense de gran gozo porque “han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado” (17:2, 5, 8, 14; 18:2, 10; 19:1, 3, 4, 6, 7)!
24 El Cordero guerrea con justicia (19:11–20:10). En la decimotercera visión el “Rey de reyes y Señor de señores” dirige a ejércitos celestiales en guerra justa. Reyes y hombres fuertes llegan a ser carroña para las aves del cielo, y la bestia salvaje y el falso profeta son arrojados vivos en el lago de fuego que arde con azufre (19:16). Al comenzar la decimocuarta visión se ve a un ángel que ‘desciende del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano’. “Al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás”, se le prende y entonces se le ata por mil años. Los que tienen parte en la primera resurrección llegan a ser ‘sacerdotes de Dios y del Cristo y reinan con él por los mil años’. Después de eso Satanás será soltado y saldrá a extraviar a las naciones de la tierra, pero sus seguidores serán destruidos y él será arrojado al lago de fuego (20:1, 2, 6).
25 El Día del Juicio y la gloria de la Nueva Jerusalén (20:11–22:5). Sigue entonces la emocionante decimoquinta visión. Los muertos, grandes y pequeños, son juzgados ante el gran trono blanco de Dios. La muerte y el Hades son arrojados al lago de fuego, que “significa la muerte segunda”, y con ellos se arroja a cualquiera a quien no se halle escrito en el libro de la vida. La Nueva Jerusalén desciende del cielo, y Dios reside en tienda con la humanidad y limpia toda lágrima de los ojos de esta. ¡No hay más muerte, lamento, clamor ni dolor! Sí, Dios va a “hacer nuevas todas las cosas”, y confirma su promesa diciendo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”. Los que venzan heredarán estas cosas, pero no los cobardes, ni los que carecen de fe, ni los que son inmorales o practican espiritismo o idolatría (20:14; 21:1, 5).
26 Ahora, en la decimosexta y última visión, a Juan se le muestra “la esposa del Cordero”, la Nueva Jerusalén, con sus 12 puertas y 12 piedras de fundamento que tienen los nombres de los 12 apóstoles. Es cuadrangular, y su majestuoso esplendor se representa por el jaspe, el oro y las perlas que hay en ella. Jehová y el Cordero son el templo de esta ciudad, y también son su luz. Solamente los que estén escritos en el rollo de la vida del Cordero pueden entrar en ella (21:9). Un río puro de agua de vida sale del trono y baja por el camino ancho de la ciudad, y a cada lado hay árboles de vida que producen nuevas cosechas de fruto cada mes y que tienen hojas para curación. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y los esclavos de Dios verán Su rostro. “Jehová Dios arrojará luz sobre ellos, y reinarán para siempre jamás” (22:5).
27 La conclusión (22:6-21). Se da la seguridad: “Estas palabras son fieles y verdaderas”. ¡Felices, en verdad, son los que observan las palabras de la profecía! Tras haber oído y visto estas cosas, Juan cae para adorar al ángel, quien le recuerda que adore solamente a Dios. No deben sellarse las palabras de la profecía, “porque el tiempo señalado está cerca”. Felices son los que consiguen entrada en la ciudad, pues afuera están los sucios y “todo aquel a quien le gusta la mentira y se ocupa en ella”. Jesús declara que él mismo envió este testimonio a las congregaciones por medio de su ángel, y que es “la raíz y la prole de David, y la brillante estrella de la mañana”. “Y el espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que oiga, diga: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida.” Y que nadie añada ni quite de las palabras de esta profecía, para que no se le quite su porción “de los árboles de la vida y de la santa ciudad” (22:6, 10, 15-17, 19).
si págs. 268-269 Libro bíblico número 66: Revelación – POR QUÉ ES PROVECHOSO
28 ¡Qué gloriosa conclusión suministra el libro de Revelación para la colección inspirada de 66 libros de la Biblia! Nada se ha omitido. No hay cabos sin atar. Ahora vemos claramente tanto el grandioso final como el principio. La última parte de la Biblia cierra el registro que empezó en la primera parte. Tal como Génesis 1:1 describió la creación de los cielos y Tierra materiales por Dios, así Revelación 21:1-4 describe un nuevo cielo y una nueva tierra y las bendiciones inconmensurables que le vendrán a la humanidad, como se profetizó también en Isaías 65:17, 18; 66:22, y 2 Pedro 3:13. Tal como se le dijo al primer hombre que positivamente moriría si desobedecía, así Dios positivamente garantiza que en el caso de los obedientes “la muerte no será más”. (Gén. 2:17; Rev. 21:4.) Cuando la Serpiente apareció al principio y engañó a la humanidad, Dios predijo el magullamiento de la cabeza de la Serpiente, y la Revelación muestra cómo se arroja finalmente a la destrucción a la serpiente original, que es el Diablo y Satanás. (Gén. 3:1-5, 15; Rev. 20:10.) Mientras que el hombre desobediente fue echado de donde estaba el árbol de la vida edénico, árboles de vida simbólicos aparecen “para la curación de las naciones” que componen la humanidad obediente. (Gén. 3:22-24; Rev. 22:2.) Tal como un río salía de Edén para regar el jardín, así se describe un río simbólico, dador de vida y sustentador de vida, que fluye del trono de Dios. Esto es un paralelo de la visión anterior de Ezequiel, y también nos recuerda las palabras de Jesús acerca de “una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna”. (Gén. 2:10; Rev. 22:1, 2; Eze. 47:1-12; Juan 4:13, 14.) En contraste con el ser echados de la presencia de Dios, como les ocurrió al primer hombre y la primera mujer, los fieles vencedores verán Su rostro. (Gén. 3:24; Rev. 22:4.) ¡De veras es provechoso considerar estas emocionantes visiones de Revelación!
29 Observe, también, cómo enlaza Revelación las profecías respecto a la inicua Babilonia. Isaías había previsto la caída de la Babilonia literal mucho antes de que sucediera, y había declarado: “¡Ha caído! ¡Babilonia ha caído!”. (Isa. 21:9.) Jeremías también profetizó contra Babilonia. (Jer. 51:6-12.) Pero la Revelación habla simbólicamente de “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra”. Ella también tiene que ser derribada, y Juan lo ve en visión y declara: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído!”. (Rev. 17:5; 18:2.) ¿Recuerda usted la visión de Daniel sobre un reino establecido por Dios que triturará a los demás reinos y subsistirá “hasta tiempos indefinidos”? Observe cómo enlaza eso con la proclamación celestial que hay en Revelación: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará para siempre jamás”. (Dan. 2:44; Rev. 11:15.) Y tal como la visión de Daniel describió a ‘alguien como un hijo del hombre que venía con las nubes del cielo para recibir una gobernación duradera y dignidad y reino’, así Revelación identifica a Jesucristo como “El Gobernante de los reyes de la tierra” que “viene con las nubes” y dice que “todo ojo le verá”. (Dan. 7:13, 14; Rev. 1:5, 7.) También deben observarse algunos paralelos entre las bestias de las visiones de Daniel y las bestias de Revelación. (Dan. 7:1-8; Rev. 13:1-3; 17:12.) La Revelación de veras proporciona un extenso campo de estudio para fortalecer la fe.
30 ¡Qué maravillosa visión múltiple sobre el Reino de Dios suministra la Revelación! Enfoca brillantemente lo que los profetas de la antigüedad y Jesús y sus discípulos dijeron acerca del Reino. Tenemos aquí la vista terminada de la santificación del nombre de Jehová por medio del Reino: “Santo, santo, santo es Jehová Dios, el Todopoderoso”. Él es digno de “recibir la gloria y la honra y el poder”. En verdad, es quien ‘toma su gran poder y empieza a reinar’ mediante Cristo. ¡Cuánto celo manifiesta este Hijo real, el “Rey de reyes y Señor de señores”, mientras hiere a las naciones y pisa “el lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso”! Al acercarse a su culminación el grandioso tema bíblico de la vindicación de Jehová, se hace resaltar que toda persona y todas las cosas que participan en sus propósitos del Reino tienen que ser santos. Del Cordero, Jesucristo, que “tiene la llave de David”, se dice que es santo, y también lo son los ángeles del cielo. Se dice que los que tienen parte en la primera resurrección son ‘felices y santos’, y se recalca que “cualquier cosa que no sea sagrada, y cualquiera que se ocupe en una cosa repugnante” no entrará de ningún modo en “la santa ciudad de Jerusalén”. Los que han sido comprados con la sangre del Cordero para ‘que sean un reino y sacerdotes para nuestro Dios’ reciben así un poderoso estímulo para mantenerse santos ante Jehová. También la “gran muchedumbre” tiene que ‘lavar sus ropas largas y emblanquecerlas en la sangre del Cordero’ para poder rendir servicio sagrado. (Rev. 4:8, 11; 11:17; 19:15, 16; 3:7; 14:10; 20:6; 21:2, 10, 27; 22:19; 5:9, 10; 7:9, 14, 15.)
31 La visión de este magnífico y santo Reino de Dios se cristaliza en nuestra mente mientras notamos ciertos rasgos que solo se nos presentan en el libro de Revelación. Aquí tenemos la visión completa de los herederos del Reino en el monte Sión junto con el Cordero, cantando una canción nueva que solamente ellos pueden dominar. Solo el libro de Revelación nos dice el número de los que son comprados de la tierra para entrar en el Reino —144.000— y que estos son sellados de las 12 tribus simbólicas del Israel espiritual. Únicamente la Revelación muestra que estos ‘sacerdotes y reyes’, partícipes con Cristo en la primera resurrección, también gobernarán con él “por los mil años”. Solamente la Revelación nos da la vista completa de “la santa ciudad, la Nueva Jerusalén”, y muestra su radiante gloria, que Jehová y el Cordero son su templo, las 12 puertas y piedras de fundamento que tiene, y los reyes que reinan en ella para siempre bajo la luz eterna que Jehová arroja sobre ellos (14:1, 3; 7:4-8; 20:6; 21:2, 10-14, 22; 22:5).
32 Verdaderamente se puede decir que esta visión del “nuevo cielo” y “la santa ciudad, la Nueva Jerusalén”, resume todo lo que las Escrituras han predicho desde tiempos antiguos acerca de la Descendencia relacionada con el Reino. Abrahán esperaba una descendencia por la cual ‘todas las familias de la tierra ciertamente se bendecirían’ y “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios”. Ahora, en la visión de Revelación, se nos dice claramente que esta ciudad de bendición es el “nuevo cielo”: un nuevo gobierno, el Reino de Dios, compuesto de la Nueva Jerusalén (la novia de Cristo) y su Novio. Juntos administrarán un gobierno justo sobre toda la Tierra. Jehová promete a los de la humanidad fiel que pueden llegar a ser “sus pueblos” en una condición feliz, sin pecado ni muerte, como la condición en que se halló el hombre antes de la rebelión que hubo en Edén. Y para hacerlo resaltar, la Revelación nos dice dos veces que Dios “limpiará toda lágrima de los ojos de ellos”. (Gén. 12:3; 22:15-18; Heb. 11:10; Rev. 7:17; 21:1-4.)
33 Sí, ¡qué grandiosa conclusión para las Escrituras inspiradas! ¡Cuán maravillosas son estas “cosas que tienen que suceder dentro de poco”! (Rev. 1:1.) Se santifica el nombre de Jehová, “el Dios de las expresiones inspiradas de los profetas” (22:6). ¡Se muestra el cumplimiento de los escritos proféticos de 16 siglos y se recompensan las obras de fe de miles de años! Se da muerte a “la serpiente original”, les sobreviene la destrucción a sus huestes y deja de existir la iniquidad (12:9). El Reino de Dios gobierna como “un nuevo cielo” para Su alabanza. Las bendiciones de una Tierra restaurada, llenada y sojuzgada conforme al propósito que Jehová declaró en el primer capítulo de la Biblia, se extienden por una gloriosa eternidad ante el género humano. (Gén. 1:28.) Toda Escritura verdaderamente ha resultado ser “inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia”. Jehová ha usado las Escrituras para guiar a hombres de fe completamente competentes y equipados hasta este maravilloso día. Por lo tanto, ahora es el tiempo de estudiar estas Escrituras para fortalecer su fe. Obedezca sus mandatos para recibir la bendición de Dios. Siga las Escrituras en el camino recto que lleva a la vida eterna. Por hacerlo, usted también podrá decir, con la confianza segura con que el último libro de la Biblia concluye: “¡Amén! Ven, Señor Jesús”. (2 Tim. 3:16; Rev. 22:20.)
w03 1/7 págs. 10-11 párrs. 5-7
“¡Miren! Este es nuestro Dios”
5 Jehová es “sublime en poder” (Job 37:23). Jeremías 10:6 dice: “De ninguna manera hay alguien semejante a ti, oh Jehová. Tú eres grande, y tu nombre es grande en poderío”. A diferencia de toda criatura, el poder de Dios es ilimitado. Por este motivo, es el único que recibe la designación “el Todopoderoso” (Revelación [Apocalipsis] 15:3). Él emplea su imponente poder para crear, destruir, proteger y restaurar. Veamos tan solo dos ejemplos: su poder creador y su poder protector.
6 Cuando se encuentra al aire libre en un luminoso día de verano, ¿qué siente en la piel? El calor del Sol. Sin embargo, lo que siente en realidad son los resultados del poder creador de Jehová. ¿Cuánta potencia tiene el Sol? Pues bien, en su núcleo la temperatura es de unos 15.000.000 oC. Si sacáramos de allí un fragmento del tamaño de la cabeza de un alfiler y lo trajéramos a la Tierra, tendríamos que alejarnos de esa diminuta fuente de calor unos 140 kilómetros para no sufrir ningún daño. De hecho, el Sol emite cada segundo una energía equivalente a la explosión de centenares de millones de bombas atómicas. No obstante, la Tierra gira en torno a este colosal horno termonuclear justo a la distancia adecuada. Si se aproximara más, se evaporarían las aguas, y si se alejara, se congelarían. Tanto un extremo como el otro borrarían la vida del planeta.
7 Sin embargo, aunque su vida misma depende del Sol, muchas personas lo dan por sentado y por ello pierden de vista las lecciones que nos enseña. Salmo 74:16 dice de Jehová: “Preparaste la lumbrera, aun el sol”. Así es, este astro ensalza a Jehová, “el Hacedor del cielo y de la tierra” (Salmo 146:6). Con todo, no es más que una de las numerosas creaciones que nos revelan Su inmenso poder. De modo que cuanto más aprendemos sobre el poder creador de Jehová, mayor es el asombro reverente que nos inspira.
(Revelación 15:4) ¿Quién no te temerá verdaderamente, Jehová, y glorificará tu nombre, porque solo tú eres leal? Porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus justos decretos han sido manifestados”.
w01 1/12 págs. 15-16 párrs. 5-6
Desarrollemos el corazón para temer a Jehová
5 La admiración y reverencia generan un miedo sano y respetuoso ante el poder de Dios como Creador y su autoridad como legítimo Soberano del universo. En una visión del apóstol Juan, “los que salen victoriosos de la bestia salvaje y de su imagen” —los seguidores ungidos de Cristo en su posición celestial— proclaman: “Grandes y maravillosas son tus obras, Jehová Dios, el Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de la eternidad. ¿Quién no te temerá verdaderamente, Jehová, y glorificará tu nombre […]?” (Revelación 15:2-4). El temor de Dios, que nace de una profunda reverencia ante su majestad, impulsa a quienes reinan con Cristo en el cielo a honrar a Jehová, la autoridad suprema. Cuando reflexionamos en todos sus logros y en la justicia con que él rige el universo, ¿no tenemos sobradas razones para temerle? (Salmo 2:11; Jeremías 10:7.)
6 Además de admiración y reverencia, el temor piadoso incluye un sano miedo a desagradar a Jehová o desobedecerle. ¿Por qué? Pues bien, aunque él es “tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa”, no olvidemos que “de ninguna manera dará exención de castigo” (Éxodo 34:6, 7). Es amoroso y misericordioso, pero no tolera la injusticia ni el pecado intencional (Salmo 5:4, 5; Habacuc 1:13). No dejará impunes a quienes se oponen a él y practican de forma deliberada e impenitente lo que es malo a Sus ojos. Como dijo el apóstol Pablo, “es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo”. En definitiva, el sano miedo a hallarnos en esta situación constituye una protección para nosotros (Hebreos 10:31).
w01 1/10 pág. 20 ¿Qué significa ser leal?
LOS hasidim del siglo II a.E.C. creían que eran judíos leales de verdad. Su nombre procede de ja·sídh, término hebreo básico que se traduce “leal”. Dicho vocablo se deriva del sustantivo jé·sedh, que muchas veces se vierte “bondad amorosa”, “amor leal”, “bondad” y “misericordia”. Según la obra Theological Dictionary of the Old Testament, jé·sedh “es [una cualidad] activa, social y duradera. […] No solo designa una actitud humana, sino también el acto que emerge de esa actitud. Es un acto que conserva y fomenta la vida. Es una intervención en favor de alguien que sufre infortunio o angustia. Es una demostración de amistad”.
Por supuesto, en muchos idiomas no hay una sola palabra que exprese el significado completo de este término hebreo tal y como se emplea en la Biblia. De todas formas, lealtad en el sentido bíblico significa más que cumplir fielmente con las obligaciones. Incluye un apego amoroso y la toma de medidas firmes para el beneficio de los demás. A fin de comprender lo que implica la lealtad verdadera, analicemos cómo Jehová la demostró a Abrahán, Moisés, David y la nación de Israel, y cómo la ha demostrado a la humanidad en general.
(Revelación 16:15) “¡Mira! Vengo como ladrón. Feliz es el que se mantiene despierto y guarda sus prendas de vestir exteriores, para que no ande desnudo y la gente mire su vergüenza.”
w05 15/2 pág. 18 párrs. 3-5
Protejamos nuestra identidad cristiana
3 Aunque quieren agradar a Dios, algunos jóvenes pudieran desviarse debido a la intensa presión de grupo, las influencias del mundo y la tendencia al pecado. Y es que cuando soportamos presión, corremos el peligro de perder gradualmente nuestra identidad cristiana. Por ejemplo, mucha gente piensa que los valores morales basados en la Biblia están anticuados o no se adaptan a la sociedad actual (1 Pedro 4:4). Hay quien dice que no es preciso adorar a Dios tal como él manda (Juan 4:24). En la carta a los Efesios, Pablo menciona que el mundo posee un “espíritu”, es decir, una actitud predominante (Efesios 2:2). Tal espíritu ejerce presión en la gente para que adopte la mentalidad de una sociedad que no conoce a Jehová.
4 Ahora bien, como siervos dedicados de Jehová, comprendemos que perder la identidad cristiana constituiría una tragedia para cualquiera de nosotros, ya seamos jóvenes o mayores. Un buen sentido de identidad solo puede basarse en las normas de Jehová y en lo que él espera de nosotros, pues, en suma, fuimos creados a su imagen (Génesis 1:26; Miqueas 6:8). En la Biblia se utiliza la ropa, algo que está a la vista, como ejemplo de nuestra clara identidad cristiana. Tocante a nuestros tiempos, Jesús advirtió: “¡Mira! Vengo como ladrón. Feliz es el que se mantiene despierto y guarda sus prendas de vestir exteriores, para que no ande desnudo y la gente mire su vergüenza” (Revelación 16:15)*. No queremos despojarnos de nuestras cualidades cristianas y normas de conducta ni permitir que nos moldee el mundo de Satanás. Si así sucediera, perderíamos estas “prendas de vestir exteriores”, lo que sería muy lamentable y vergonzoso.
5 Una marcada identidad cristiana señala el rumbo de nuestra vida. Si por alguna causa la perdiéramos, podríamos descarriarnos, pues careceríamos de dirección o metas definidas. La Biblia reiteradamente nos advierte que no caigamos en tal estado de indecisión. “El que duda —avisa el discípulo Santiago— es semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra. De hecho, no vaya a figurarse ese hombre que recibirá cosa alguna de Jehová; es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos.” (Santiago 1:6-8; Efesios 4:14; Hebreos 13:9.)
Nota a pie de página: Estas palabras quizás aludan a los deberes del oficial del monte del templo de Jerusalén. Durante las vigilias caminaba por el recinto para ver si los guardias levitas estaban alerta en sus puestos. A todo guardia que se hallara dormido se le golpeaba con un palo y podía infligírsele el deshonroso castigo de quemarle las prendas de vestir exteriores.
w03 15/12 págs. 21-22 párrs. 9-10
Demuestre estar listo para el día de Jehová
9 Precisamente la misma profecía que habla de la venidera “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso”, o Armagedón, nos advierte de que algunos quizás no se mantendrían despiertos. “¡Mira! Vengo como ladrón —dice el Señor Jesucristo—. Feliz es el que se mantiene despierto y guarda sus prendas de vestir exteriores, para que no ande desnudo y la gente mire su vergüenza.” (Revelación 16:14-16.) Las prendas de vestir exteriores aquí mencionadas representan lo que nos identifica como testigos cristianos de Jehová, lo cual incluye la obra de proclamar el Reino y nuestra conducta cristiana. Si nos deslizamos a un estado de inactividad semejante al sueño, tal vez perdamos nuestra identidad cristiana, algo que no solo sería motivo de vergüenza, sino también peligroso. Por tanto, debemos luchar para no caer en un estado de somnolencia o letargo espiritual. ¿Cómo podemos combatir tal inclinación?
10 La Biblia recalca vez tras vez la necesidad de seguir despiertos y mantener nuestro juicio. Por ejemplo, los Evangelios nos recuerdan: “Manténganse alerta” (Mateo 24:42; 25:13; Marcos 13:35, 37); “demuestren estar listos” (Mateo 24:44); “sigan mirando, manténganse despiertos” (Marcos 13:33); “manténganse listos” (Lucas 12:40). Tras señalar que el día de Jehová va a sobrevenirle inesperadamente a este mundo, el apóstol Pablo insta a sus hermanos en la fe: “No sigamos durmiendo como los demás, sino quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio” (1 Tesalonicenses 5:6). En el último libro de la Biblia, el glorificado Jesucristo subraya el carácter repentino de su venida con estas palabras: “Vengo pronto” (Revelación 3:11; 22:7, 12, 20). Muchos profetas hebreos también describieron el gran día del juicio de Jehová y advirtieron de su llegada (Isaías 2:12, 17; Jeremías 30:7; Joel 2:11; Sofonías 3:8). La lectura diaria y meditativa de la Palabra de Dios, la Biblia, nos será de gran ayuda para permanecer alerta espiritualmente.
w99 1/12 págs. 18-19
Seamos lectores felices del libro de Revelación
14 Los gobernantes de “toda la tierra habitada” se encaminan a una confrontación con Jehová por la cuestión de la soberanía. El enfrentamiento constituirá el Armagedón, “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” (Revelación 16:14, 16). Justo a la mitad de la descripción de la reunión de los gobernantes terrestres para luchar contra Jehová, se abre un intrigante paréntesis. Jesús mismo interrumpe la visión para decir: “¡Mira! Vengo como ladrón. Feliz es el que se mantiene despierto y guarda sus prendas de vestir exteriores, para que no ande desnudo y la gente mire su vergüenza” (Revelación 16:15). Estas palabras tal vez aludan a los levitas que estaban de guardia en el templo, a quienes se les quitaban las prendas de vestir y se deshonraba públicamente si se les encontraba dormidos durante la guardia.
15 El mensaje es claro: si queremos sobrevivir al Armagedón, debemos permanecer alerta espiritualmente y guardar las prendas de vestir simbólicas que nos identifican como testigos fieles de Jehová Dios. Seremos felices si evitamos caer en el letargo espiritual y seguimos sin cesar participando celosamente en difundir las “buenas nuevas eternas” del Reino establecido de Dios (Revelación 14:6).
(Revelación 16:16xe «Revelación 16:16«) 16 Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Har–Magedón.
Nota a pie de página O: “Armagedón”. Gr.: Har Ma·gue· dón; lat.: Her·ma·gé·don; J18,22(heb.): Har Meghid·dóhn, “Montaña de Meguidó”.
w05 1/12 [Ilustración y recuadro de la página 5] Meguidó: un símbolo apropiado
La antigua Meguidó estaba situada estratégicamente, pues dominaba la sección occidental del fértil valle de Jezreel en el norte de Israel, y controlaba las rutas comerciales y militares internacionales que por allí cruzaban. Esto hizo que la ciudad fuera el escenario de batallas decisivas. El profesor Graham Davies escribe lo siguiente en su libro Cities of the Biblical World—Megiddo (Ciudades del mundo bíblico: Meguidó): “La ciudad de Meguidó […] era de fácil acceso para los comerciantes e inmigrantes de todos lados; pero, al mismo tiempo, si tenía suficiente poder, podía controlar el acceso mediante estas rutas y dirigir así el curso del comercio y las guerras. Por eso, no sorprende que […] fuera un premio que se disputaban las naciones, y que cuando se apoderaban de él, lo defendieran con firmeza”.
La larga historia de Meguidó empezó en el segundo milenio antes de nuestra era, cuando el faraón egipcio Tutmosis III venció allí a los gobernantes cananeos, y se extendió a lo largo de los siglos hasta el año 1918, cuando el general británico Edmund Allenby infligió a los turcos una aplastante derrota. Fue en Meguidó donde Dios facultó al juez Barac para que asestara un golpe devastador al rey cananeo Jabín (Jueces 4:12-24; 5:19, 20xe «Jueces 4:12-24 5:19, 20«). En sus inmediaciones, el juez Gedeón puso en fuga a los madianitas (Jueces 7:1-22xe «Jueces 7:1-22«). Y allí también se dio muerte a los reyes Ocozías y Josías (2 Reyes 9:27; 23:29, 30xe «2 Reyes 9:27 23:29, 30«).
De modo que es adecuado relacionar el Armagedón con este sitio, pues fue el lugar de numerosas batallas decisivas. Es un símbolo apropiado de la victoria total de Dios sobre todas las fuerzas opositoras.
w97 15/4 pág. 17 párrs. 11-12
Busquemos la paz verdadera y sigamos tras ella
11 ¿Por qué tendrá lugar este cambio radical en el panorama mundial? Porque Jehová ha prometido que limpiará la Tierra de los que la contaminan y arruinan. (Revelación 11:18.) Esta transformación tendrá lugar en la guerra justa de Jehová contra Satanás y su mundo inicuo. En Revelación 16:14, 16 leemos: “[Las expresiones inspiradas inmundas] son, de hecho, expresiones inspiradas por demonios, y ejecutan señales, y salen a los reyes [los gobernantes políticos] de toda la tierra habitada, para reunirlos a la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso. Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Har–Magedón”.
12 ¿Cómo será Armagedón? No se tratará de un apocalipsis nuclear ni de un desastre provocado por los hombres. No, Armagedón es la guerra de Dios para acabar con todas las guerras humanas y aniquilar a quienes las promueven. Es la guerra que Dios peleará a fin de traer verdadera paz para los amantes de esta. Sí, Armagedón vendrá tal como Jehová se lo ha propuesto. No se retrasará. Él inspiró a Habacuc a escribir: “La visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde”. (Habacuc 2:3.) Debido a nuestra visión humana, pudiera parecernos que se retrasa, pero Jehová tiene su horario. Armagedón comenzará a la hora que Jehová ha predeterminado
(Revelación 17:8) La bestia salvaje que viste era, pero no es, y, no obstante, está para ascender del abismo, y ha de irse a la destrucción. Y cuando vean como la bestia salvaje era, pero no es, y, no obstante, estará presente, los que moran en la tierra se maravillarán con admiración, pero sus nombres no han estado escritos en el rollo de la vida desde la fundación del mundo.
it-2 pág. 502 Nombre
Nombres escritos en el “libro de la vida”. Al parecer, en un sentido figurado, Jehová ha estado escribiendo nombres en el libro de la vida desde la “fundación del mundo”. (Rev 17:8.) Jesucristo relacionó el tiempo de Abel con la “fundación del mundo”, lo que indica que en este contexto la palabra “mundo” se refiere al mundo de la humanidad redimible. Este mundo tuvo su origen cuando nacieron los hijos de Adán y Eva. (Lu 11:48-51.) El nombre de Abel debe haber sido el primero que se registró en ese rollo simbólico.
Sin embargo, los nombres que aparecen en el rollo de la vida no son los de personas a las que se ha predestinado a ganarse la aprobación de Dios y la vida, puesto que según las Escrituras los nombres pueden ‘borrarse’ del “libro de la vida”. Por lo tanto, parece ser que el nombre de una persona se escribe en el “libro de la vida” cuando llega a ser siervo de Jehová, y solo permaneciendo fiel puede conservar su nombre en este libro. (Rev 3:5; 17:8; compárese con Éx 32:32, 33; Lu 10:20; Flp 4:3; véase también VIDA.)
(Revelación 18:4) Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.
w06 15/3 págs. 28-29 párrs. 9-10
Mantengámonos alejados de la adoración falsa
9 Jehová detesta a la religión falsa, y su odio se hace patente en lo que le sucederá a Babilonia la Grande. Revelación 17:16 relata: “Los diez cuernos que viste, y la bestia salvaje, estos odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego”. Primero, una enorme bestia la destroza y se come la carne de su cuerpo, y luego sus restos son consumidos por el fuego. Eso mismo le harán dentro de poco los gobiernos del mundo a la religión falsa. Dios se encargará de que así sea (Revelación 17:17). Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, está condenada a la destrucción. “Nunca volverá a ser hallada.” (Revelación 18:21.)
10 ¿Cómo deben ver los verdaderos siervos de Dios a Babilonia la Grande? La Biblia ordena sin rodeos: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas” (Revelación 18:4). Los que desean salvarse deben abandonar la religión falsa antes de que sea demasiado tarde. Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, predijo que en los últimos días muchos se limitarán a decir que son sus seguidores (Mateo 24:3-5). A estos, él dirá: “¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero” (Mateo 7:23). En efecto, el entronizado rey Jesucristo no tiene nada que ver con la religión falsa.
(Revelación 19:10xe «Revelación 19:10«) Ante aquello, caí delante de sus pies para adorarlo. Pero me dice: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que tienen la obra de dar testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar”.
re cap. 38 pág. 278 párr. 21
¡Alabado sea Jah por sus juicios!
21 Por toda la Revelación se atestigua notablemente la fidelidad y diligencia de los ángeles. Están implicados en el conducto por el que viene la verdad revelada. (Revelación 1:1.) Trabajan junto con los humanos en predicar las buenas nuevas y derramar las plagas simbólicas. (Revelación 14:6, 7; 16:1.) Lucharon al lado de Jesús para echar a Satanás y sus ángeles del cielo, y pelearán a su lado de nuevo en Armagedón. (Revelación 12:7; 19:11-14.) Sí, pueden estar ante Jehová mismo. (Mateo 18:10; Revelación 15:6.) Con todo, no son más que esclavos humildes de Dios. En la adoración pura no hay lugar para adorar a los ángeles; ni siquiera para adoración relativa a Dios mediante algún “santo” o ángel. (Colosenses 2:18.) Los cristianos adoran únicamente a Jehová, y le presentan sus peticiones en el nombre de Jesús. (Juan 14:12, 13.)
w92 1/10 pág. 10 párr. 6 ¡“Hemos hallado al Mesías”!
6 Otra prueba de que Jesús era el Mesías es el cumplimiento de las profecías. En las Escrituras Hebreas abundan las profecías que tienen que ver con el Mesías. En su obra La vida y los tiempos de Jesús el Mesías, Alfred Edersheim anotó 456 pasajes de las Escrituras Hebreas que los rabinos de la antigüedad veían como mesiánicos. Sin embargo, los rabinos tenían muchas ideas erróneas acerca del Mesías; muchos de los pasajes a los cuales se referían no eran mesiánicos en absoluto. No obstante, sí hay una gran cantidad de profecías que identifican a Jesús como el Mesías. (Compárese con Revelación 19:10.)
it-2 pág. 845 Revelación a Juan, Una
Da testimonio de Jesús. En Revelación 19:10, el ángel le dice a Juan: “El dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar [literalmente, “es el espíritu de la profecía”]”. Es decir, el propósito de toda profecía es señalar a Jesucristo. Con esto no se quiere dar a entender que se vaya a pasar por alto a Jehová, pues anteriormente, en el mismo versículo, el ángel le mandó a Juan, que se había postrado ante él: “Adora a Dios”, y el apóstol Pablo dijo que “Dios […] ensalzó [a Jesucristo] a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. De modo que el ensalzar a Jesucristo y adquirir conocimiento de él resulta en un conocimiento más preciso de Dios y Sus propósitos, y, por lo tanto, en gloria a Dios por encima de todo. (Flp 2:9-11; véase PROFECÍA.)
(Revelación 19:14) También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos, y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio.
re cap. 39 págs. 281-282 párrs. 10-12
El Rey-Guerrero triunfa en Armagedón
10 Jesús no combate solo. Juan nos dice: “También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos, y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio”. (Revelación 19:14.) El que los caballos sean “blancos” denota guerra justa. “Lino fino” es apropiado para los jinetes del Rey, y su blancura brillante y limpia indica que Jehová los considera puros y justos. Entonces, ¿quiénes componen estos “ejércitos”? No hay duda de que incluyen a los santos ángeles. Fue a principios del día del Señor cuando Miguel y sus ángeles arrojaron del cielo a Satanás y sus demonios. (Revelación 12:7-9.) Además, “todos los ángeles” rendirán servicio a Jesús mientras él esté sentado en su glorioso trono y proceda a juzgar a las naciones y a la gente de la Tierra. (Mateo 25:31, 32.) Es seguro que, en la guerra decisiva, cuando los juicios de Dios se ejecuten hasta completarse, Jesús de nuevo estará acompañado de sus ángeles.
11 También habrá otras personas implicadas. Cuando Jesús envió su mensaje a la congregación de Tiatira, prometió: “Al que venza y observe mis hechos hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones, y pastoreará a la gente con vara de hierro, de modo que serán hechos pedazos como vasos de barro, como lo que he recibido de mi Padre”. (Revelación 2:26, 27.) Sin duda, cuando llegue el tiempo para ello los hermanos de Cristo que ya están en el cielo participarán en pastorear a la gente y a las naciones con esa vara de hierro.
12 Sin embargo, ¿qué hay de los siervos de Dios aquí en la Tierra? La clase Juan no participará activamente en el combate en Armagedón; tampoco lo harán sus compañeros leales, las personas de todas las naciones que han estado afluyendo a la casa de adoración espiritual de Jehová. Estos humanos apacibles ya han batido sus espadas en rejas de arado. (Isaías 2:2-4.) Sin embargo, ¡están muy implicados en lo que sucede! Como ya hemos notado, es al pueblo aparentemente indefenso de Jehová a quien atacan con crueldad Gog y toda su muchedumbre. Esa es la señal para que el Rey-Guerrero de Jehová, apoyado por los ejércitos del cielo, empiece a pelear una guerra de exterminio contra esas naciones. (Ezequiel 39:6, 7, 11; compárese con Daniel 11:44–12:1.) Como espectadores, el pueblo de Dios en la Tierra estará sumamente interesado en lo que sucede. Armagedón significará su salvación, y ellos vivirán por la eternidad como testigos oculares de la gran guerra de vindicación de Jehová.
w05 1/12 pág. 6 Armagedón: un feliz comienzo
¿Qué fuerzas empleará Jehová contra sus enemigos? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que tiene a su disposición los medios para destruir por completo a las naciones malvadas (Job 38:22, 23; Sofonías 1:15-18). Sin embargo, los adoradores terrestres de Dios no participarán en esta guerra. La visión registrada en el capítulo 19 de Revelación indica que únicamente los ejércitos celestiales acompañarán a Jesucristo en el guerrear. Ningún siervo cristiano de Jehová en la Tierra tendrá parte en la batalla (2 Crónicas 20:15, 17).
(Revelación 20:6) Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años.
w80 1/4 pág. 7 El milenio… ¿qué es?
En el capítulo siete de Revelación el apóstol hace un contraste entre el número fijo de personas que reinan con Cristo (144.000) y el número indefinidamente mayor que sobrevivirá a la “grande tribulación.” ¿Cómo hace eso Juan? Llama a a este último grupo la “grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar.” (Rev. 7:4, 9) Más tarde, él vuelve a hacer referencia al número definido, “los ciento cuarenta y cuatro mil.” (Rev. 14:3) De igual manera, en Revelación 20:8 Juan dice que el gran número indefinido de personas que se revelan al fin del milenio “es como la arena del mar.” El apóstol Juan tampoco usa en el capítulo 20 de Revelación el término plural “millares,” que en algunas ocasiones se usa en otros lugares para indicar una cantidad grande y quizás indefinida. (Rev. 5:11; Dan. 7:10; 1 Sam. 18:7; Sal. 68:17; 119:72) Por eso no parece haber buena razón para llegar a la conclusión de que la expresión “mil años” que aparece en el capítulo 20 se refiera a un período indefinido. El modo en que Juan usa este término indica un período de duración establecida… “los mil años.”—Rev. 20:6.
Sin embargo, ¿podemos estar seguros de la duración de ese período fijo? Al considerar el libro de Revelación desde el punto de vista de que trataba con judíos de alrededor del fin del primer siglo, J. J. Wettstein afirmó que el milenio se componía de los 50 años que transcurrieron desde la muerte del emperador Domiciano (96 E.C.) hasta la guerra de los judíos durante el reinado de Adriano. Otra idea era la de que por cada día había de contarse un año. Según ese punto de vista, puesto que había 360 días en un año lunar, el milenio duraría 360.000 años (360 x 1.000). En cuanto a esas interpretaciones, el profesor A. T. Robertson escribió: “Se han propuesto teorías de toda clase, y ninguna de ellas satisface del todo.”
El enfoque más directo es aceptar lo que realmente dicen las palabras de Juan… el milenio dura 1.000 años. Muchos han visto en esto un período apropiado para el reinado de Jesucristo, a quien la Biblia llama el “Señor del sábado.” (Mat. 12:8) Ese período sería como un día sabático o de descanso después de unos 6.000 años durante los cuales la imperfección humana dominara el escenario terrestre.—2 Ped. 3:8.
Juan mismo muestra que ese milenio viene después de la guerra triunfal de Cristo contra todos sus enemigos terrestres. (Rev. 19:11-21) Puesto que eso no ha ocurrido todavía, podemos tener la seguridad de que el milenio todavía está por venir. El cumplimiento de la profecía bíblica en nuestro tiempo suministra evidencia de que muy pronto Cristo guerreará contra los enemigos terrestres de Dios y los destruirá.—Mat. 24:3-22.
(Revelación 20:12-13) Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos.
w05 1/5 págs. 18-19 párrs. 5-7 – ¿Qué significa abrigar la esperanza de la resurrección?
5 En una visión acerca de los acontecimientos que ocurrirían durante el Reinado Milenario de Jesucristo, el apóstol Juan presencia cómo tiene lugar la resurrección terrestre. Informa: “Vi a los muertos, los grandes y los pequeños […]. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos” (Revelación 20:12, 13). Todos aquellos que hayan quedado en el Hades (o Seol), la sepultura común de la humanidad, serán liberados sea cual sea su rango o posición: “grandes” o “pequeños”. Los que perecieron en el mar también volverán a la vida. Este maravilloso acontecimiento es parte del propósito de Jehová.
6 El reinado de mil años de Cristo comienza con el acto de prender y abismar a Satanás. Este no podrá extraviar a ninguno de los resucitados ni de los supervivientes de la gran tribulación, pues durante este tiempo estará sumido en un estado de inactividad (Revelación 20:1-3). Quizás mil años nos parezcan una eternidad, pero a los ojos de Jehová son “como un día” (2 Pedro 3:8).
7 Según las palabras de Juan, el Reinado Milenario de Cristo será una época de juicio, pues escribió: “Vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. […] Y fueron juzgados individualmente según sus hechos” (Revelación 20:12, 13). Tengamos en cuenta que no se juzga a los resucitados en función de lo que han hecho o han dejado de hacer antes de morir (Romanos 6:7). Notemos que se hace mención de “rollos” que han de abrirse. De manera que serán las obras que realice cada persona después de conocer el contenido de estos rollos las que proporcionarán la base para decidir si su nombre quedará escrito en “el rollo de la vida” o no.
(Revelación 21:5) Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas”. También, dice: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”.
w00 15/4 págs. 12, 13 – Se hacen nuevas todas las cosas, como estaba predicho
21 Esta idea se hace innegable a medida que examinamos más a fondo la maravillosa profecía. El versículo 3 termina hablando del tiempo en el que Dios estará con la humanidad y dirigirá su benefactora atención a la gente que haga su voluntad (Ezequiel 43:7). Juan continúa en los versículos 4 y 5: “[Jehová Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado. Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: ‘¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas’. También dice: ‘Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas’”. ¡Qué profecía más alentadora!
22 Pause para saborear lo que la Biblia predice en este pasaje. ‘Dios limpiará toda lágrima de sus ojos.’ Esto no puede referirse a las lágrimas naturales que lubrican nuestros sensibles ojos ni a las lágrimas de gozo. No, las lágrimas que Dios limpiará son las causadas por el sufrimiento, el pesar, la desilusión, el dolor y la agonía. ¿Cómo podemos estar seguros? Pues bien, esta extraordinaria profecía de Dios relaciona el hecho de que se limpien las lágrimas con el que no haya más ‘muerte, lamento, clamor ni dolor’ (Juan 11:35).
23 ¿No prueban estas palabras que el cáncer, los derrames cerebrales, los ataques de corazón e incluso la muerte habrán sido eliminados? ¿Quién no ha perdido a algún ser querido a consecuencia de una enfermedad, un accidente o una catástrofe? Dios promete aquí que la muerte no existirá más, lo que significa que los niños que puedan nacer entonces no vendrán al mundo con la perspectiva de crecer, envejecer y finalmente morir. Esta profecía también significa que ya no existirán la enfermedad de Alzheimer, la osteoporosis, los fibromas ni el glaucoma, ni siquiera las cataratas, tan comunes en la edad avanzada.
(Revelación 21:8) Pero en cuanto a los cobardes y los que no tienen fe y los que son repugnantes en su suciedad, y asesinos y fornicadores y los que practican espiritismo, e idólatras y todos los mentirosos, su porción será en el lago que arde con fuego y azufre. Esto significa la muerte segunda”.
w06 15/11 pág. 25 párrs. 21-22
Mantengámonos en el amor de Dios
21 También debemos tomar medidas para que los malos deseos no nos conduzcan al pecado. El discípulo Santiago escribió: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte” (Santiago 1:14, 15). Veamos algunos ejemplos de lo que se podría hacer. Alguien que en el pasado ha tenido problemas con la bebida quizá opte por no tener bebidas alcohólicas en su hogar. O para no entablar una relación impropia con un miembro del sexo opuesto, el cristiano tal vez tenga que trasladarse a otra área de trabajo, o incluso cambiar de empleo (Proverbios 6:23-28).
22 Es preciso que no demos ni siquiera el primer paso que nos lleve a pecar. El flirteo y los pensamientos inmorales quizá acaben en fornicación o adulterio. Las mentiras pequeñas pueden dar pie a otras más grandes y a que la persona se acostumbre a mentir. Cometer pequeños robos puede corromper la conciencia de alguien hasta el punto de no importarle robar a mayor escala. Incluso una ligera tolerancia de ideas apóstatas pudiera conducirnos a la apostasía declarada (Proverbios 11:9; Revelación [Apocalipsis] 21:8).
w06 15/3 págs. 23-24 párr. 11 – “Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad”
11 Si aplicamos con madurez los principios bíblicos, también tomaremos buenas decisiones relacionadas con el empleo, el medio por el que cumplimos nuestra obligación de ‘proveer para los miembros de nuestra casa’ (1 Timoteo 5:8). Lo primero que debemos considerar es la naturaleza del trabajo, es decir, la actividad que vamos a realizar. Los trabajos que promueven lo que la Biblia condena directamente son inadmisibles. Por eso los cristianos verdaderos rechazamos cualquier empleo que tenga que ver con la idolatría, el robo, el uso indebido de la sangre u otras prácticas contrarias a las Escrituras. Tampoco mentimos ni engañamos, aunque el jefe nos ordene hacerlo (Hechos 15:29; Revelación [Apocalipsis] 21:8).
(Revelación 22:1-2) Y él me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que fluía desde el trono de Dios y del Cordero, 2 por en medio de su camino ancho. Y de este lado del río, y de aquel lado, [había] árboles de vida que producían doce cosechas de fruto, y que daban sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles [eran] para la curación de las naciones.
w06 1/3 pág. 25 párrs. 13-14
“Mantengan completamente su juicio”
13 Debemos ser razonables en todo ámbito de la vida, entre ellos el cuidado de la salud (Filipenses 4:5). Atender la salud con equilibrio demuestra que valoramos el valioso don de la vida. Los problemas de salud merecen que les demos atención; sin embargo, la salud perfecta solo se alcanzará cuando llegue el tiempo de Dios para “la curación de las naciones” (Revelación [Apocalipsis] 22:1, 2). No nos preocupemos tanto por la salud física que dejemos a un lado las cosas espirituales, que son mucho más importantes (Mateo 5:3; Filipenses 1:10).
14 También es preciso mostrar equilibrio y ser razonables al hablar de temas médicos y de salud. Estos asuntos no deben dominar las conversaciones cuando nos juntamos para gozar de compañerismo espiritual en las reuniones y asambleas cristianas. No hay que olvidar que cuando se toman decisiones médicas, por lo general están implicados los principios bíblicos, la conciencia de la persona y su relación con Jehová. Por eso, no sería amoroso imponer nuestras ideas sobre un hermano o presionarlo para que pase por alto los dictados de su conciencia. Aunque se puede consultar a miembros maduros de la congregación, cada quien “llevará su propia carga de responsabilidad” por las decisiones que tome, y “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Gálatas 6:5; Romanos 14:12, 22, 23).
(Revelación 22:8-9) 8 Pues bien, yo, Juan, fui el que oyó y vio estas cosas. Y cuando hube oído y visto, caí para adorar delante de los pies del ángel que me había estado mostrando estas cosas. 9 Pero él me dice: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que son profetas, y de los que están observando las palabras de este rollo. Adora a Dios”.
w02 15/4 págs. 14-15 párrs. 8-9
Las leyes divinas son para nuestro bien
8 Estas normas fundamentales de la Palabra de Jehová revelan que Su ley es mucho más que una serie de reglas frías y legalistas. Constituye la base de una vida equilibrada y productiva, y afecta para bien a todo aspecto de nuestra conducta. La ley de Dios es edificante, ética e instructiva (Salmo 119:72). El término vertido “ley” que usa el salmista se traduce del hebreo toh·ráh. Un biblista explica: “Esta palabra se deriva de un verbo que quiere decir dirigir, guiar, apuntar, lanzar hacia adelante. Su […] significado, por tanto, sería norma de conducta”. El salmista consideraba la ley una dádiva de Dios. ¿No deberíamos estimarla de modo similar y dejar que moldee nuestra vida?
9 Todas las criaturas necesitan dirección y guía dignas de confianza. Así sucede en el caso de Jesús y los demás ángeles, que son superiores a los hombres (Salmo 8:5xe «Salmo 8:5«; Juan 5:30; 6:38xe «Juan 5:30 6:38«; Hebreos 2:7xe «Hebreos 2:7«; Revelación 22:8, 9xe «Revelación 22:8, 9«). Si estas criaturas perfectas pueden beneficiarse de la guía de Dios, cuánto más los seres humanos imperfectos. La historia de la humanidad y nuestras experiencias personales han demostrado la validez de esta observación del profeta Jeremías: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23xe «Jeremías 10:23«).